Todo era un misterio, desde el primer momento en que se llegaba y se abrían las puertas, un halo sosegado envolvía el ambiente, tocando en claroscuro cada rincón de la casa. Su luz intimista evocaba un fondo de un cuadro de Rembrandt, la esencialidad expresiva no necesitaba que los humanos la habitaran. El tragaluz y las sombras era el sello característico de la vivienda. Un olor a lavanda y pino silvestre, caduco y reprimido se aspiraba al entrar, tosigando levemente la garganta de partículas en polvo doradas, trasmutadas por el tiempo en un raro sabor a menta.
No eran común las visitas y menos de extraños que nada tenían que ver con su pasado. Por eso el enigma habitaba cabalmente como dueño absoluto de aquél lugar, los silencios eran su voz y los sonidos de la naturaleza al clarear el alba, sus cantos. En la noche, los arrullos invitaban al letargo de lo incierto.
Dos amantes anónimos de la Internet se habían citado allí, debían cumplir una promesa hecha en la Red que registro la Web.Lo virtual iba camino a lo real...
Él, llegó primero, sus pies se habían tragado los kilómetros de la distancia, se le notaba la ansiedad a pesar de la aparente calma.
Lo miro todo: un reloj jawaco que parecía no marcar el tiempo, el segundero tan lento como pasos de tortuga; un candelabro en lágrimas de Bacarat de luz tenue y perpetua... un soplo del viento que se colaba por las celosías de las ventanas limpiando de impurezas todo a su paso.
Se detuvo en las escaleras de caracol, apoyando una de sus manos en el pomo del barandal, alzó su mirada queriendo alcanzar con ella, la entrada al cuarto principal con su alcoba labrada en madera de laurel negro, que según se cree, talló entrecruzada un antiguo dios del amor...
-¡Toc... toc... toc ...!-
Fueron tres toques que le devolvieron de la curiosidad a la realidad que llegaba. Aceleraron los latidos de su corazón que cabalgaba a la puerta que dejó entreabierta; volteó la mirada como de espanto y con su cuerpo dio dos, tres pasos, deteniéndose sin dejar de mirar fijamente la linea que lo separaba de la gloria...
Ella empujó suavemente la puerta que se fue abriendo lentamente como telón nuevo de una opera prima; asomó tímidamente la cabeza y una sonrisa nerviosa se dibujo en su rostro. Empezó a caminar la ya poca distancia que los separaba, el piso de carrara parecía de algodón, los pies le temblaban; y a él, que quieto, estoico e integro como una estatua estaba, también le temblaban pero las rodillas.
Frente a frente se quedaron mudos, ninguno de los dos se atrevía a romper la virginidad del silencio, éste era más elocuente que las palabras, no dejaban de mirarse... Ella, de uno de sus ojos le lanzó una estrella y él la recibió en los suyos con una lágrima...
-¡Me Muero por Besarte!- dijeron los dos a una sola voz, como una comunión cuando el silencio accedió a copular su misterio.
Por abrazarte, por sentirte,por amarte,por agarrarte, por... por... por Besarte
ResponderBorrar"por una mirada ,un mundo
ResponderBorrarpor una sonrisa un cielo,
por un beso ....yo no sé
que te diera por un beso !!"
( G. A. Becker ).