Gastón le llamaban al perro del vecino. Le decían ese nombre porque a la vecindad les recordaba a un viejito chocho muy pelión y cascarrabias, que desde que se levantaba, recibía al día de mal genio, como con cuatro pedradas, el ceño muy fruncido, su labio belfo más de lo normal y echando cantaleta por todo y por nada. Era como una matraca ¡Que viejito tan desagradable, todo un incordio de persona! Desconoció siempre que cuando se es joven es para conquistar y ya viejo es para agradar; concepto fácil y sencillo de aplicar pero que él, lo volvió complicado.
Gastón, el perro, era igual o más de latodo, de peor fama. Nadie lo conocía, nunca se le veía; sólo se le oía en la noche, en la mañana, tarde y mediodía ladre que ladraba, ladrar y ladrar ¡Guaú guaú guaú!
Todos querían aplicarle la eutanasia; desde las horas mas tempranas nos despertaba con sus ladridos, no tenía compasión con nadie el muy bandido; ni con el desvelado, ni con los dormidos, nos tenía bronca el cabrón. No eran aún las seis de la madrugada y ahí estaba él con sus ¡Guaú guaú guaú! ¡Que fastidio de perro, enloquecía con su ladrar!
Su dueño se desesperaba, le daba pena ajena con los vecinos; ya ni los miraba a los ojos, entraba y salía de su casa a las carreras, se sentía culpable y presentía una tragedia; pues ese Gastón no paraba de ladrar, parecía como si fuera una lora mojada; creo, que en esa casa se cambiaron los papeles, el perro era el amo y su dueño el esclavo. Gastón se convirtió para todos en una pesadilla sin fin, dueño y señor de los sueños y amo del descanso, era él quién imponía en el barrio las condiciones y el horario para fregar la vida.
Un día, cuya fecha jamás podremos olvidar e incluso la hemos propuesto en común cuerdo en la comunidad para reemplazarla por la de la Independencia; sucedió algo má fantástico que un milagro. Aquellas largas ojeras que colgaban las miradas retraídas del trasnocho, esos labios que maldecían con desprecio, esas ganas de cortar a machetazos cada ladrido, ese complot que se urdía para secuestrar y castigar al canalla... se desvanecieron por completo cuando alzamos los ojos y vimos perplejos que por los tejados corría exasperado el dueño de Gastón , a riesgo de quebrarse dos o tres costillas por lo mínimo y dejar las tejas en pedazos. Quería atrapar con sus agitadas manos un ave que intentaba volar a largos saltos con sus alas abiertas, sacudiendo las plumas flojas,de color verde esperanza y una mancha amarilla en su cabeza que le hacía juego con sus toques rojos; hasta que alcanzó por los aires el vuelo decidido del nunca jamás ¡Volaba y volaba sin mirar atrás ladrando a pico abierto con su lengua negra los temibles -¡Guaú guaú guaú!-, mientras el dueñoincrédulo le gritaba :
-¡Gastón vuelve acá, no seas desagradecida lora hifueputa!-
...Dicen , desde aquél día en que supimos que Gastón era loro y no perro, que de este cuento que no es Chino, se pueden hacer muchas lecturas y sacar miles de moralejas; por ejemplo algunas como estas que se han dicho y otras no dichas:
* Si sueñas lo lograrás.
* Siéntate en la acera de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo.
* La venganza es dulce... y mía.
* Todo, tarde que temprano llega, lo importante es aguantar... si no nos mata antes.
Mi moraleja es:
* Todo lo que te incomode, hazlo volar bien lejos y sin regreso... pero ayúdale antes de que sea tarde.
¿Y cuál es tu moraleja?
¡Guaú guaú guaú!
jajaj prefiero a tú loro que parecía perro, y no por ahi alguna chica que salga con SORPRESA! jaja o no te parece? eres único, besitos de bambi.
ResponderBorrarTodavía desde anoche no salgo de mi asombro después de leer tú maravilloso cuento .... Ay!! querido eres único..
ResponderBorrarYa sabes cual es mi moraleja :-))
Mis dos besos que jamás te falten!!!
Vuelo de hada , mejor la chica con sorpresa y todo jajaja ¡ un beso mi Bambi !
ResponderBorrarSilencios : Si supieras las noches que pase por ese loro jajajajaaja M2BSQJTF.
jajajaja .... un día me las tienes que contar, querido ;-))
ResponderBorrarEs una promesa ....y lo prometido es deuda .
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