Empecé a esforzarme acomodando mi sonrisa, de tanta dicha que tenía no me cabía en la cara, desdibujaba mis gestos, no debía incomodarme pero lo hacía, lo mas racional era ajustarla en su medida normal. Hice varios intentos, incluso le ayude con mis manos, pero los Ja ja ja ja´s salían a borbotones, la risa se apoderó de mi rostro. Traté de encontrar la razón a tanta felicidad, el éxtasis no me dejaba concentrarme, solo sabía con seguridad que eran mas las desventajas, que las ventajas para estar triste, que para ser feliz. Pero, ahí estaba una sonrisa que no me cabía en la cara, no podía hacer nada para alejarla, me parecía al bobo del pueblo riendo, riendo sin saber porqué, ni pudiendo parar de reír No se después, porque me fui sintiendo culpable. La risa se tornó nerviosa, tanta alegría no es normal sin justa causa y mucho menos en los humanos enseñados a espantar la dicha a patadas. Algo de ella los incomoda, cuando se ven así sienten envidia de si mismos. Es como ga