(Dibujo. PASSOFINNO)
Esta cansada de rezar, de que todo lo que haga le sepa a oraciones. Si lo que Dios quiere es probarla se va a decepcionar porque ya tiene podrida el alma, a maluco le sabe.
Su esposo le dice que aguante, que en lo fregao se conocen los valientes. De esos consejos también esta cansada. - ¡harta más bien! - diría su Mamá si la viera.
Valentía y hambre tienen sus diferencias, - no son compatibles - dicen los ricos.
El desayuno de hoy tuvo ese sabor a incienso, sería acaso por el milagro de haber hallado: tres tomates rojos, un gajo de cebolla y dos huevos totiados con los que hizo el hogao. Tal vez, algún vecino generoso se coló por el solar y los dejo en el poyo.
Así es como habla la caridad, en silencio como la voz de Dios. Habrá que recordarle a la próxima que no se le olviden las arepas.
Y, no es que quiera ser desagradecida y mucho menos conchuda, pero la verdad es que está hastiada hasta la coronilla de esos silencios, de esas misericordias, de esos pesares que mas parecen humillaciones. Alimentan el cuerpo pero enflaquecen el espíritu.
Era mejor cuando eran mala gente. Desde que su esposo dejó de beber y se metió a Alcohólicos Anónimos, no hace sino rezar esa estúpida oración de la serenidad, vive como si no le importara nada, se resignó a todo, parece un bonsái. Nihilismo en él e ironía en ella, son todas sus defensas.
Cuando ella era más mal genio y la cantaleta no era los lamentos de ahora, todo le funcionaba. El dinero fluía, así se gastara casi todo en drogas y licor o en mecato y chucherías pero a la cara de Bolívar se le veía ¿o era la de Santander o la Pola?... bueno, lo que si se, es que era a uno de esos patriotas que salen en los billetes ¡es que hace tanto tiempo que no ven uno, que hasta las caras se les olvidan!...
Ella no cree en la suerte, dice que es lo más parecido a un dèjá vu, una ilusión que cuando viene, inmediatamente se va. "Engaña bobos" así le llama.
El si cree en la suerte, esta convencido de que la suerte tiene carácter, que está con quien quiere estar sin importar si es bueno o malo, es dueña de su parecer y no se deja manipular de rezos ni olores raros. La suerte es quien es y punto. ¡No hay discusión!
Mañana, si logra conseguir algunos billetes con los rostros de algún prócer, científico o poeta, comprará otro billete pero de lotería. A ella le va a disgustar, le recordará lo hifueputa que es y le sumará lo irresponsable. Pero, en el fondo de su alma - que tiene podrida y sabe a maluco - habrá una esperanza que tapará ese olorcito... La esperanza del pobre es un billete de lotería.
Un relato con mucho pulso, Passofino, sobre la pobreza y un poco sobre la soledad. Me ha gustado mucho, muy bien escrito y bien llevado, amigo. Me alegro de verte de nuevo por aquí.
ResponderBorrarAbrazos!
Hola mi Geme, que bueno verte de nuevo por acá y regresas con un buen relato.
ResponderBorrarLleva mensaje el relato, eso es bueno.
Saludos cariñosos.
es verdad querido amigo, "la esperanza del pobre es un billete de lotería", en tiempos de crisis sociales las salas de juego estan llenas de los dueños del pensamiento mágico, en un número cambiar la suerte y la vida..
ResponderBorrares una pintura de la realidad en mi país, saludos
Excelente relato. Me gusta cómo nos narras una realidad triste de nuestros países latinoamericanos; miseria, hambre, soledad, esperanza...pero qué lástima que esa esperanza no sea en un futuro mejor a fuerza de trabajo y empeño sino en un simple boleto de lotería; sin embargo, si nos ponemos a ver, qué empeño va a tener una gente que no tiene ni qué comer. Es triste.
ResponderBorrarMillones de gracias por tus letras, querido Passofinno.
¡Te dejo una abrazo!