(Dibujo, letra: Passofinno)
Estoy cansado, no se ni que horas son, si es de día o de noche, si estamos en invierno o verano, si soy o no soy.
Llevo días en una misma posición. Sospecho que son meses así: Sentado frente a un escritorio con un monitor encendido en word, hojas sueltas de papel escritas a lápiz alrededor. Sacapuntas, un puñal, resaltador, una pandereta, borrador. Tres libros abiertos a la vez, cada uno en distinto número de página, diversos en su tema como está contradicción que siempre me acompaña.
Ya no me hablan, cuando lo hacían, contestaba en monosílabos, se cansaron de escuchar mis silencios. Perdí el sueño y recuperarlo no está en mi preocupación. Sigo despierto las veinticuatro horas tratando de encontrar en cada letra que escribo, en cada palabra que leo esa respuesta, ese querer saber que fue lo que pasó, que hice yo, porque son falsas las promesas, porque la mentira es la dueña, porque, porque, porqué...
Tengo malestar social, dicen los intelectuales que es la nueva enfermedad por la que se mueren los poetas ¿Que pasara conmigo sabiendo que no soy poeta? ¿Porque a mí siempre me llegan los males que no me matan? porque, porque, porqué...
Me duele todo, desde el alma hasta la conciencia, el cuerpo, la ilusión , la esperanza, todo eso esta suelto y es mejor que se caiga.
El bloqueo del escritor debe de ser la ostia para los que se ganan el pan escribiendo. ¡Muy interesante propuesta!
ResponderBorrarUn abrazo!
Te vuelvo a encontrar he transitado estos dias por tus escritos, he recorrido el curso de tú pensamiento, he intentado fundirme en tu pensamiento, por qué tendremos esa mal habito de preguntarnos por qué, a ellos debe seguir una respuesta que sabemos que jamás encontraremos.... la permanente inquietud del alma inquieta, .... El llamado malestar social no es más que una crisis existencial que ya conocimos en añejos tiempo, con el mismo cansancio te abraza en el cocierto del desasociego tu siempre infielmente fiel
ResponderBorrarCasi que te puedo ver de espaldas en ese escritorio improvisado, escribiendo en medio del desorden, con el cuello ya casi enroscado, forzando una palabra nula en las hojas casi sucias, revolviéndote el pelo con los dedos encontrándote con un por qué...
ResponderBorrarEl destino del poeta...la soledad.
ResponderBorrarMe gustó mucho tu texto, estimado amigo, lo puedo tomar para mí.
¡Un abrazo!