(Foto: Passofinno)
Son sus pasos, llegan lentos, trae en ellos la misma duda que le embarga; toca a la puerta, prefiere el ¡toc - toc! al ¡ding - dong!, sus manos tienen el afán que le negó a sus pasos.
Yo no tengo dudas, sé que me dirá y sé que hablará de aquellas cosas que fueron y ya no serán. Escucharé en silencio porque mi voz tendrá enredadas las palabras.
Se acabará su duda y empezará la mía con un ¿por qué?
No sabré que hacer con las lágrimas si esconderlas y negarlas o ahogarme en ellas cuando no me vea. No sabré que hacer con la vida si andar como un fantasma o enloquecer en pesadillas.
No toques a la puerta, retrocedan tus pasos; mira como regreso al pasado y no cometo el pecado que me arranca de tu vida.
Comentarios
Publicar un comentario