Tengo todo lo que me falta, igual a como cuando el viento no sopla o el calor quema un alma que nada siente. Hay una corriente en mí que como El Panta Rei fluye a la inversa, sin curso, sin aguas, sin fuerza; todo lo cambia en su ley. Mi arma más letal es la navaja de Ockham, desbasta cada horizonte de mi destino, no hay libre albedrío son solo emociones. He escogido para decorar mi conciencia varios colores, entre ellos el del vuelo del colibrí, el de las vibraciones de las alambradas, y el matiz de los besos furtivos. De las formas solo vislumbro las invisibles, de las grietas que se abren a los gritos de la tierra, percibo otro mal; los límites solo existen en los sueños que nunca tuve. Para la sed de cualquier dios solo hay sal, pimienta y ron; el Universo se expande de su pequeñez, es insaciable. Mis pies caminan cuando no tienen los pasos que no se han gastado, igual cuando mi voz habla con palabras que no se han creado, así de sencillo es lo complejo; todo lo mío
La idea es no callar, sólo se le permite al silencio hacer presencia cuando piensa.