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Mostrando las entradas de diciembre, 2017

Haz que suene la campana, quiero verme en tus ojos...

(Dibujo: Passofinno) Era tanto el deseo de verte que no esperé a que hicieran sonar la campana. Yo mismo me escabullí sin que el profesor, ni alguno de los alumnos del salón de clases se percataran de mi salida. Corrí ansioso al lugar del toque, y sin pensarlo dos veces jale el cordón con tanta fuerza que se desprendió el badajo de la campana, cayendo tan estrepitosamente desde el segundo piso que por poco no le reventó en la cabeza al rector. Igual, tan veloz como llegué, huí de ahí; por fortuna nadie se dió cuenta que fue mi amor por ti el que produjo tanto escándalo, y ese solo fue el primero de los muchos que habrían de llegar... Desde ese día nadie la volvió a tocar, el tilín - tilán que anunciaba la hora del recreo o de la salida, no volvió a sonar.  Creo que fue cosa de las directivas del colegio, el que resolvieron que sería un peligro volver a instalar el badajo y se pudiera presentar otro accidente donde no se tuviera la misma suerte y pudiese salir alguien herido

Por favor, dile que no

(Foto: Passofinno) De mi parte se lo puedes decir. No es bueno que sigamos así. Ni tú ni ella ni yo nacimos para vivir con esas dudas. Estoy seguro que encontraremos cada uno el camino que nos corresponde, aún estamos jóvenes y esto solo debe ser el final de un comienzo, de algo que va llegando a medida que se vive. No sé tú, pero yo estoy decidido a que esto termine, ya no puedo más con esta zozobra. A ti te amo demasiado, por ella siento un amor igual. Eso no es posible dicen los sabios del amor, pero conmigo se están equivocando, y por lo que he escuchado y hasta hace poco he ido entendiendo es que tú y ella están pasando por esa misma circunstancia. Tú, también sientes una gran atracción por nuestro amigo en común, y a ella se le nota en la mirada y en la voz que le tiembla cuando habla contigo, sus ojos pierden el norte y el sur cuando te ven, le es imposible disimular esos suspiros cuando estás cerca. La situación es esta: Ella está enamorada de ti y de mí. A mí me ha dich

El sábado en la noche

(Dibujo: Passofinno) Siempre son la mismas palabras, todas hablan del sol de la luna, de los vientos, del mar o las estrellas. Todas están curtidas por el tiempo, la pátina se ha cansado de pintarlas, parecen desgarbadas, su sonido ya no es igual es atonal, de ecos vacíos, porosos con zumbidos que al leer resecan la boca y rajan los labios. Palabras gastadas que se acomodan como los zapatos viejos que ya no tienen suelas y se les entran las aguas y las piedras, toda la arena al caminar porque están rotas, como están rotos los sentimientos, los corazones que laten de ira, sin más emociones que su odio y su envidia. Hay que empezar a hablar con la lengua afuera como lo hacen los perros cuando tienen sed, cuando dicen que están cansados, que no los jodan más. Hay que empezar a hablar como lo hacen los gatos, con maullidos, y ronroneos cuando están enamorados, todo lo quieren ya y se les da. Hay que empezar a hablar como lo hacen los ruiseñores que cuando trinan sus cantos en la ma

No estás viejo

(Foto: Passofinno) Ella llegó contando los pasos como si se le fueran a acabar. Levantó la cabeza antes de tocar el ding - dong. Dudó unos instantes, había pasado tanto tiempo desde la última vez en que lo había hecho sonar, que pensó mejor en retroceder y no tocar. Recordó ese día anterior como si fuera hoy, era octubre, noche de Halloween por cierto, estaba recién pintada la puerta de negro mate, olía a esmalte, y con el primer toc - toc se impregnó los nudillos de pintura, esa fue la causa para que él comprara e instalara un timbre en la jamba, un día después. -¿Quién es?- Se oyó una voz masculina desde el interior -¡Soy yo, la Mano Negra!- Contestó ella desde su memoria Él aceleró los pasos tan rápidos como los latidos de su corazón, era ella con esa voz coqueta e irreverente y tan aguda como su inteligencia. Volvió a dudar en tocar el timbre o en seguir recordando ese momento cuando él abrió la puerta y su disfraz de Arlequín sonreía en sus ojos de Gatubela. Fue un encu