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Mostrando las entradas de octubre, 2022

De la mano de Dios

 (Foto: Passofinno) Al amor, lo terminé odiando. Tal vez porque fui egoista y no acepté que alguién pudiera amar más que yo, que tuviera más valor al entregar lo que sentía. Pudo ser que al encontrar el amor, a la vez lo escondí, rehuí ser amado, o a lo mejor nunca lo valoré en su total dimensión.  Debo reconocer que para odiarlo, tuve que vivirlo de una forma u otra, intensamente, equivocado, feliz y amargado; celoso, flojo, iracundo, débil y cobarde. Son tantas las circunstancias que se presentan cuando el amor te penetra por todos los sentidos que el tiempo, el espacio, la velocidad se confunden en ellas como si estuvieran drogados. El pasado, el presente y el futuro juegan al amor haciendo lo que les da la gana, disparando flechas como si cupido estuviera borracho. De la mano de Dios, debo decirle adiós al amor, pero no puedo despedirme de quien yo creo nunca existió en mí, solo fui un tonto apasionado de no se qué y por qué... De tanto aborrecer, al amor, lo terminé odiando.