(Foto: Medellín, por Passofinno) Yo sigo en mi alcoba, `reboto en sus paredes como una pelota de letras´... Hay veces que `tomo piedras en las manos, para lanzarlas desde la ventana a los vecinos´. Todos llevamos oculto un monstruo, aquél que nos ve cuando miramos muy fijo en el espejo.
La idea es no callar, sólo se le permite al silencio hacer presencia cuando piensa.