(Foto: Passofinno) Son dos pasos, son una eternidad, no es nada, es todo... Caprichos, miedo, barbarie, sexo, libertad, infidelidad, lealtad, mayo del sesenta y ocho, carteles, confusión, equivocaciones, remiendos, ocasiones, cigarros, filosofía va y viene... A Sartre no lo entiende ni la madre (solo los que fuman hachís lo pueden filosofar), por eso ella -la madre- se volvió a casar: Que niño tan joven, tan latoso, pregunta y pregunta, pendejo hasta viejo con tanta angustia existencial. Pero me hace pensar, a revolcar el cráneo, estoy que doy en el clavo... ¡EUREKA! A Sócrates no le gusta que uno escriba, él dice que cuando uno escribe ofende y daña a la memoria. Si los hombres nunca hubiéramos escrito ni en arcilla ni en papel, ni en papiros y rocas, nuestras mentes serían como la Internet. Una biblioteca universal, el gran sueño de Borges, estaría en la mente de cada cual. Los Anunnakis me cuentan verdades a medias, son unos idiotas. Desde que se fueron, jamás