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Mostrando las entradas de diciembre, 2009

Relatos de un difunto (I)

 (Dibujo : Passofinno) Mi teniente y yo pertenecíamos al cuarto pelotón de la compañía Caldas, del cual, él era   su comandante. El nombre del batallón no deseo recordarlo, o más bien -de tanto ignorarlo- ya lo olvidé, igual como lo hice con otros momentos amargos que allí viví y que poco a poco, uno a uno hasta lograrlo; los fui borrando de mi memoria como se borran los recuerdos dañinos que no dejan dormir: ¡ahogándoles en los duerme velas! Un día, -que ese sí no pude olvidar por haber experimentado en mi ser una gran sensación de libertad- al verme fuera por primera vez en varios meses de esa cloaca que aspiraba a cuartel, sálimos con el fin de cumplir una misión; La primera para mis lanzas y yo, y la no sé que de tantas para mi teniente, al que  respetábamos  y admirábamos por considerarlo un verdadero oficial del ejército, a pesar de sus malos tratos que solo eran de palabra, pues nunca llegaba al punto de agredirnos  físicamente  inculcándonos así el respeto mutuo

En tu mirada

( Dibujo: Passofinno) Mis faros mis guías Están en tu mirada, Mi esquife a la deriva La busca con afán  El badajo no suena La alerta en la campana  ¡Tilín  tilán! Debería sonar  Tu ojo izquierdo atrapó una estrella, A buen puerto ella Es la que me lleva  Posdata: Cuando sueñes Duerme con un ojo abierto, No olvides que debe ser El que ilumina 

Pasaban los días

    (Dibujo y letra: Passofinno ) Pasaban los días y lo que más temía era que tu flor de loto se marchitara.  El mustia me amenazaba con apoderarse de tus pétalos. Pensaba en ti al cerrar los ojos y con ellos abiertos también te pensaba. Sé que estabas preocupada y el haber sido yo la causa de esa angustia me avergonzaba, porque te juro amor que fue el tiempo el que se confabuló en contra de mi voluntad. Pasaban los días, y aunque mi deseo estaba libre y mi ilusión en su sueño seguía intacta; mis pies dejaban huellas en la distancia, luchaba contra el viento para que las borrara pero el viento era más fuerte que yo, me llevaba con su fuerza a la tierra donde el olvido es alimento y para calmar la sed se beben las lágrimas. No estaba huyendo, simplemente el destino como siempre es mi dueño y si así lo desea me aleja de lo que mas quiero, es mi tirano y mi amo ... Pasaban los días y el no saber de ti abrió las puertas de mi báratro, soltó mis diablos, me rebelé al destino