(Foto:Passofinno) Más que unas ganas de escrbir, es una imperiosa necesidad de hacerlo, es como la urgencia incontrolable de ir al baño, o de comer, o de hacer el amor, o de dormir. Pero peleo contra esa necesidad, no quiero que me domine, no quiero que me obligue. Mas, definitivamente me vence; aliada con el tiempo apabullan mi pereza intelectual. Busco otras ganas que esten libres de todas estas necesidades, que me hagan sentir la dualidad de amar lo que hago, mientras lo odio por hacerlo. Escribir es bueno cuando tengo a la loca de la casa apoderada de mí, de mi sentir, de mis pensamientos de mis sueños; poque me invita a su juego de palabras, es como si me las dictara a través de un eidilon, y fluyen en medio de mis asombros sin que yo tenga idea de adónde me llevan, simplemente el Panta rei es la nave donde navego con ellas. Hasta ahí es bueno, sin importar el destino que se va creando en medio de los renglones e incluso debajo de ellos. Las entrelíneas casi nadie las le
La idea es no callar, sólo se le permite al silencio hacer presencia cuando piensa.