(Dibujo: Passofinno) (Sin sabor es lo que alimenta la soledad) ANA Anarquista, anacrónico, anacoreta, anaconda, analfabeta, anal... Todo lo que contenga: Ana, me interesa. ¡Ana!... ¡Ana! Con solo pronunciar el nombre se me hace chocolate en la boca, igual cuando beso cada poro de su tez negra como el azabache. Esa piel que parece derretirse cuando la pasión nos coge por su cuenta en un sesenta y nueve de anagrama... ¡Ana!... ¡Ana! Ella odia cuando la llamo: Ana. Me recuerda hasta el cansancio que su nombres es Anastasia, como la Gran Duquesa Rusa de la que dice es descendiente directa. Sí, de verdad. Su abuela le dejó la historia real escrita -como herencia- con fechas y fotos en hojas incrustadas de un portulano. Yo pienso que es más bien de linaje Bantú o tal vez Masai, porque el porte de reina es innegable. Dice que cuando no ironice más (toda vez que cuenta su historia) me mostrará las evidencias. Yo le he dicho que le creo, que no me burlo, que me río es por lo
La idea es no callar, sólo se le permite al silencio hacer presencia cuando piensa.