(Foto: Passofinno)
Ya casi te olvido, lo estoy logrando. Es mi decisión sacar de cada recoveco de mi mente tu imagen que invento cada noche cuando me duermo. Hago esos ejercicios para olvidarte, aquellos con los que una vez te escribí un poema ¿Te acuerdas?
Esta vez he cambiado mis tácticas y estrategías, no quiero robarle versos a nadie así se me impriman en las líneas unas que otras frases. Sé que estás a un click, incluso podría hasta escucharte, pero tenerte no puedo. Tú huyes por la Internet, te escondes en los cables cuando me presientes. Mi eidolon se funde en tus sombras cuando se encuentran debajo de tu puerta. Tú, a un lado de esa división escuchando mis pasos, mi impaciencia, el desespero de mis dedos que tocan tu ding dong.
Te veo desnuda cuando ya cerca no estoy, tomas mis besos que he dejado y los riegas en las flores de tu jardín. En la realidad, mi piel está virgen de ti y la tuya de mí, pero nos inventamos pasiones, mis deseos son tan desaforados que tienen el poder para que las ilusiones cabalguen a la imaginación, dejando al galope en cada sendero de tu cuerpo, un pecado sagrado.
Te digo, que ya casi estoy logrando el olvidarte como mujer, como si fueras mi amante. Este método a veces me funciona: Introduzco mi cabeza dentro de una bolsa de papel, frágil como mis intentos. En esos instantes, cuando me falta el aire, no puedo desearte ni darte los tantos besos que en tus labios a la distancia te doy, y... solo quiero que me ayudes a no ahogarme, que rasgues lo que me está matando, que me salves de olvidarte como amante, como mujer.
El método dos me está dando las pautas para encontrar el correcto, consiste en: Dentro de una caneca con agua fuerte, tan fría como los sentimientos del destino que me toca vivir, me sumerjo desnudo con tu nombre escrito entre pecho y espalda. Contengo la respiración y tú empiezas a desvanecerte, tus palabras con las que me escribes esos códigos se convierten en cabalas y empiezan a jugar con el agua que van borrando tu nombre... Sé que es peligroso, pero, por ahora, no veo otras formas. Lo seguiré intentando, es una promesa.
Estamos condenados a no vernos, a no tenernos. Si ello llegase a ocurrir, estaría en peligro la humanidad. El Universo afrontaría un nuevo Big-Bang.
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ResponderBorrarCapicúa... Nostalgia: Recordar lo que creemos que pasó, y no lo que realmente pasó. Memoria sensitiva. Ahora ¿Cómo olvidar lo que no ha pasado, y más aún, lo que está destinado a no pasar? No sé tú, pero yo... Mi única condena es recordar (te).
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